#ElPerúQueQueremos

El cura rojo de Pichanaki

Tanto Caretas como el diario El Comercio han estigmatizado al párroco de Pichanaki Ricardo García por defender a su pueblo baleado por la policía el 10 y 11 de febrero y por difundir información sobre los daños ambientales que ha producido PlusPetrol en la zona de Loreto desde su púlpito. Hoy, el Obispo de La Merced, lo envía a estudiar a Colombia. 

Publicado: 2015-03-03


Dos instituciones de la prensa nacional, la revista Caretas y este mismo diario, han contribuido a una de las estrategias de las empresas extractivas en su batalla contra los íconos populares que simbolizan los grandes malestares de este modelo extractivista. Me refiero al artículo de Ricardo Uceda sobre los predios de la Familia Chaupe, publicado en la República el martes 24 de febrero, que ya ha sido contestado por la ONG Grufides; y al artículo “El cura colorao” de Caretas, dos entrevistas de Omar Huamán, una al padre Ricardo García García, párroco de Pichanaki, y otra al ex jefe de la Oficina de Gestión de Conflictos, Vladimiro Huaroc, que se centran en desprestigiar al sacerdote bajo el sanbenito que es “rojo” y radical. Aldo Mariátegui en su (felizmente) última columna en El Comercio, en su soberbia ignorancia, hace un resumen parecido al de Caretas: “Otra pieza clave en ese ambiente de agitación es el cura español Ricardo García. La receta de siempre: curita extranjero rojo, “Frente de Defensa”, congresista extremista... Solo faltó la ONG de turno”.

Lamento, verdaderamente, que el joven periodista Omar Huamán, a quien conocí en Pichanaki en el Hospital local buscando información sobre los heridos porque “el Padre Richi me ha comentado que es un lado del problema que no se ha tocado”, haya sido avasallado en sus buenas intenciones por el editor de Caretas: los 34 heridos, varios graves por balas en el cráneo, importaron un pepino en toda la edición, lo que ha importado es bajarse al cura. Todavía no me tomo el trabajito de contabilizar cuántos avisos publicitarios de Pluspetrol se encuentran o pensar en cuántos se encontrarán en las próximas ediciones de Caretas.

Como me explica el propio sacerdote Ricardo García: “El artículo no recoge todo lo que dije, sobre todo porque hablé mucho de la prioridad de las víctimas y del rechazo a la violencia, algo que no aparece. También está tergiversado el párrafo donde habla de Carlos Chavarría, pues él nunca me nombró fiscal, lo hizo la población en el Salón Parroquial. Huaroc creo que no sabe dónde está realizando Pluspetrol las exploraciones, porque habla solo de Villa Rica (Pasco), cuando al principio estaban en Pichanaki y Perené (Chanchamayo), y siguen en Satipo”.

Sucedió en el 2012 en Cajamarca: se intentó por todos los medios desprestigiar a Marco Arana como miembro del Comando Unitario de Lucha de las movilizaciones que se iniciaron el 1 de junio, cuando él como ex sacerdote era uno de los miembros más dialogantes. Con un informe de una misión de la CNDDHH realizado in situ días previos al comienzo del paro, visitamos a varios ministros e incluso hablé con Nadine Heredia, personalmente y por primera vez en mi vida, para explicarle los peligros de la situación.

No me creyeron y prefirieron creer los resúmenes de la DINI y estigmatizar a los actores del conflicto. Resultado: cuatro muertos, centenas de heridos, dos acusaciones fiscales a medio camino, impunidad. Y en el interregno una captura escandalosa a Arana mientras estaba sentado en una banca de la plaza de armas. El ridículo internacional de un gobierno que, dice ante Ginebra, respeta los derechos humanos.

Hoy, esperamos que el Obispo de La Merced, Monseñor Zerdín, apoye a este párroco diocesano que tiene el cariño de la población y que ya renunció a su puesto de fiscal del Frente de Defensa porque, como él mismo señala, “Pichanaki no puede realizar un nuevo paro, pues hay que curar muchas heridas y hay que seguir buscando el diálogo, la justicia y la paz”. Como me dijo el padre Víctor, también de la zona, “el padre Richi se enamoró de Pichanaki y por eso cambió todo por venir aquí”. Ambos sacerdotes difunden información medioambiental sobre los daños de Pluspetrol en la zona de las cuatro cuencas, sobre todo en el Pastaza, y asumen una posición que es un deber dentro de la Iglesia Católica después de la Conferencia de Aparecida: “La falta de información solo se subsana con más información, retroalimentando la ansiedad de quien percibe que está en un mundo opaco y que no comprende (párrafo 38)”. Eso es lo que tratamos de hacer, también, desde esta kolumna.


Esta kolumna ha sido publicada hoy en el diario La República. 


Escrito por

Rocío Silva Santisteban

Rocío Silva-Santisteban Manrique (Lima, 1963) Escritora, profesora, activista en derechos humanos y políticamente zurda.


Publicado en

Kolumna Okupa

Artículos, kolumnas, reseñas de libros, poesía y reflexiones varias de Rocío Silva Santisteban.