#ElPerúQueQueremos

Trenzando la marcha #13A entre todas. Gráfica karina huertas.

¿Cuál es el objetivo de la marcha #13A?

No se trata solo de corrupción del Poder Judicial sino de cambiar la mentalidad machista de los peruanos

Publicado: 2016-07-26

El objetivo de la marcha no es solo cambiar una ley porque tenemos leyes aceptables para combatir la violencia contra la mujer pero no se aplican. Tampoco se reduce a exigirle al Estado que sancione a los magistrados de los casos de Cindy Arlette y Lady o cualquiera de las muchas mujeres asesinadas que no recibieron justicia. La justicia de los juzgados, aunque sea salomónica, no nos basta. Tampoco está centrada solo en que el Estado asuma su responsabilidad. El objetivo de la marcha, según vengo leyendo en la página #NiUnaMenos que en una semana tiene 60 mil seguidores, no se reduce a exigencias de políticas públicas. Lo que queremos las mujeres (y hombres solidarios) es que la mentalidad de nuestro Perú cambie: no más machismo porque el machismo mata. 

El objetivo de esta marcha es buscar que las mujeres vivamos una vida libre de violencia; que deje de ser “normal” la sospecha que todos los peruanos tienen sobre la víctima; que los médicos legistas no pregunten sobre las “parejas sexuales” que ha tenido una mujer violada; que los y las policías aprendan a acoger a una mujer golpeada y humillada; que los periodistas no insistan en saber “por qué estaba en el hotel” luego de una paliza brutal.

No marchamos por una, marchamos por todas.

Pero sobre todo que nosotras, sí, nosotras mismas, aprendamos que un hombre violento no es un monstruo ni un “enfermo” sino un hijo perfecto del patriarcado machista en el que vivimos. El machismo es un sistema y no una cualidad del varón: es una forma de pensamiento. Quienes lo transmiten son los hombres pero también las mujeres machistas hacia sus hijos varones. El machismo incita al varón a vivir con esa paranoia que le repite: tu honor está en el cuerpo de una mujer, sea tu esposa, tu novia, tu enamorada, tu madre, tu hermana, tu hija… y ese cuerpo es tuyo.

Además hay micromachismos solapados que fomentan todo el tiempo lo que se ha denominado “cultura de la violación”. Desde la publicidad de la nueva compañía de teléfonos móviles (“tu saldo es como tu flaca, tuyo e intocable”) hasta las fotos de las “Malcriadas” de El Trome, La Chica21 de Peru21 o la calata de la seria revista Caretas. Y cada vez que una mujer sostiene este argumento, se le trata de descalificar. Mis trolles me dirán que soy vieja, gorda y fea por eso me quejo. Pero los micromachismos son el abono perfecto para la tolerancia a la brutalidad del varón achorado que piensa, junto con muchos de sus pares, que su lubricidad justifica la ofensa incluso en un acto solemne: en la juramentación del pasado viernes los mismos fujimoristas, con una falta de respeto total, le silbaron a Cecilia Chacón al acercarse al estrado.

Junto al grupo de Facebook y la indignación gatillada por los últimos sucesos de las valientes mujeres mencionadas, lo que nos está moviendo, son las historias y la solidaridad que se desprende de su lectura: un publicista que le pega a su enamorada hasta romperle el brazo en tres partes; una joven aguerrida que al acercarse a la comisaría moreteada el policía le pregunta: “¿es Ud. la víctima?”; un joven que confiesa con dolor cómo su padre insulta a su madre diciéndole “serrana de mierda” y muchos, hombres y mujeres, abusados sexualmente desde los 5 años de edad. Son historias con dolor, con sinceridad, con miedo… ¡y nos leemos en ellas!

No marchamos por una, marchamos por todas.


Esta kolumna ha sido publicada hoy en La República. 


Escrito por

Rocío Silva Santisteban

Rocío Silva-Santisteban Manrique (Lima, 1963) Escritora, profesora, activista en derechos humanos y políticamente zurda.


Publicado en

Kolumna Okupa

Artículos, kolumnas, reseñas de libros, poesía y reflexiones varias de Rocío Silva Santisteban.