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jose de echave en pleno debate el dia del congreso extraordinario del fa.

¿Frente o partido? He ahí el dilema

Una crónica del Congreso Extraordinario del Frente Amplio y mi posición personal sobre ese viejo dilema

Publicado: 2016-09-28

El fin de semana se llevó a cabo el Congreso Extraordinario del Frente Amplio en un local de Villa El Salvador, lamentablemente sin la presencia oficial de Tierra y Libertad, pero sí con muchos representantes de sus bases (como de Jaén o Huánuco o la misma Lima Metropolitana). Hubo casi 1200 delegados de las diversas agrupaciones que integran el FA (Pueblo Unido, Sembrar, ML19, entre otros*), entre plenos y fraternos y muchos invitados. Al contrario de lo que afirmó el día lunes el diario La República, el domingo 25 de setiembre nunca se aprobó que el FA sea un partido político o se convierta en uno, aunque es cierto que el gran debate coreado por las bases fue inscripción vs unidad. Pienso que recojo el espíritu de la mayoría al aclarar esta afirmación errada, tal vez recogida por David Pereda de algún dirigente: institucionalización no significa convertir al Frente Amplio en partido y, mínimamente, lo que requerimos es un debate al respecto. Pero no una discusión entre las altas esferas: un debate desde las bases para que emerjan propuestas que los dirigentes deban de asumir como un mandato democrático.  

Mociones y comisiones

El Comité Permanente del FA presentó una “moción tardía”, como la ha llamado Alvaro Campana, el mismo día domingo modificando algunas propuestas del reglamento que se había difundido con anterioridad. Fue un grave error no haber propuesto esta moción con antelación, así hubiera podido ser debatida en bases. El punto polémico de la moción fue el art.4 sobre un “consejo nacional que aprobará” en dos semanas las estrategias, procesos y reglas de la inscripción del FA. Eso no cayó bien y fue rechazado por muchos de los delegados y delegadas. Considero personalmente que ese tipo de estrategias no deben volver a repetirse porque solo responde a los viejos subterfugios de la izquierda tradicional. Si queremos una democracia radical, como lo propone el ideario del FA, debemos de saber aprender a respetar los procesos y para este congreso extraordinario las bases estuvimos discutiendo documentos durante ¡un mes seguido!

En la comisión en la que yo participé como delegada fraterna de mi base hubo malestar al respecto e incluso ni siquiera se quería discutir esa moción. Sin embargo, por mayoría se examinó puesto que se tenía la necesidad de por lo menos pronunciarse sobre la misma. En mi comisión se planteó que ese consejo nacional debería solo “proponer” un proceso y no aprobarlo. Durante la presentación de las conclusiones de las comisiones hubo un cierto apuro de parte de la Mesa Directiva e incluso se quiso evitar el debate, dizque los compañeros de provincias necesitaban irse. Pero muchos delegados de provincias gritaban “de-ba-te” porque se percibía que la mesa directiva no estaba recogiendo el trabajo de comisiones.

En ese momento Manuel Dammert propuso votar la moción y eso produjo un bullicio y silbatina general: temíamos una ruptura del congreso. Mientras unos gritaban “unidad” y otros gritaban “inscripción”. Personalmente vi como la compañera Ruth de Sicuani intentó apaciguar los ánimos pero era imposible. Por eso se pidió un cuarto intermedio para calmar la situación. Al regreso, todo el Comité Permanente del FA, junto con Verónika Mendoza, leyeron un documento que ellos habían consensuado en medio de la tensión. Hubo mucha confusión, aplausos generales ante lo propuesto, aunque francamente yo no llegué a escuchar todos sus términos por el audio que era pésimo. Creí entender que se aprobaba la conferencia del 3 y 4 de diciembre para debatir el camino hacia la institucionalización.

Obviamente, el camino hacia la institucionalización implica el famoso tema de la “legalidad” del FA. Por eso el gran debate de diciembre debe ser tomar una decisión consultada a las bases sobre uno de los grandes dilemas de las izquierdas de todos los tiempos.

¿Haya o Mariátegui?

Me refiero al dilema de mantener un frente o convertir el frente en un partido. Incluso en uno de las comisiones se consideró el viejo debate entre José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre que planteó la división entre ambos hace casi cien años. Cuando Haya de la Torre convierte a la alianza en el Partido Aprista Peruano, Mariátegui se retira porque para él lo fundamental era mantener la organización como un frente de clases desde su visión gramsciana.

Para Antonio Gramsci el “frente único” es el que debe de articular las diversas exigencias y reclamos de todas las clases a través de la hegemonía que implique “la afirmación de un papel dominante/dirigente en un nuevo bloque histórico capaz de defender, no solamente los intereses corporativos de una clase particular, sino de establecer una respuesta totalizadora a una crisis global de las relaciones sociales” (Daniel Bensaid, Frente único y hegemonía).

La diferencia entre el partido y el frente está, hoy en día, en la diversidad del primero que no requiere de una doctrina única sino que es un acumulado social que respeta las diversas demandas de los diversos sujetos políticos que lo componen incluyendo a partidos, movimientos, movidas, colectivos y, sobre todo, ciudadanos y ciudadanas. En el Congreso Extraordinario de este fin de semana se pudo apreciar que aún falta un largo debate pues, dentro de los delegados, hay muchas diferencias de matiz en torno a miradas sobre los diversos sujetos políticos que somos. En mi comisión cuando unos compañeros de Chiclayo plantearon que se considere al FA como feminista, un compañero de Jaén sostuvo que no era necesario porque “feministas solo son las mujeres”.

No es risible. Parecería que no hay debate pues el compañero de Jaén estaría equivocado: tampoco es así, recordemos que en el último Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe no se dejaron entrar varones porque se consideró que los varones no son feministas. A veces los extremos se tocan (personalmente estoy convencida que si los varones no pueden afirmarse como feministas en la teoría y en la práctica, nunca avanzaremos en la equidad y la erradicación de toda forma de violencia contra la mujer).

Por eso el debate de fondo, que es entre convertirse en partido o mantenerse como frente con lo que ello implica, es fundamental y no se trata de un asunto banal ni tampoco debería de estar solo marcado por los parámetros del debate electoral: ¿lo que dice la ley de partidos es lo que tenemos que hacer?, ¿no puede haber una mirada más allá de la ley de partidos y de la coyuntura electoral del 2018?, ¿no vamos a construir algo sólido o prefieren un partido a como dé lugar pegado con scotch? Conste que personalmente consideró, a su vez, que la dependencia de la inscripción de TyL ha sido sumamente negativa para este momento post-electoral en el que, grupos de termocéfalos de uno y otro lado, se acusan mutuamente y dejan de ver el bosque para meterse en sus guaridas inconmensurablemente enanas. Tengo vocación de unidad y personalmente estoy pagando un alto costo por ello.

Lo que no se debate

Hay temas embalsados que no se han debatido lo suficiente y esos temas son programáticos. En el Frente Amplio hoy en día, por ejemplo, hay diversas maneras de entender el modelo productivo: para algunos lo fundamental es invertir en capacidad de producción aun apostando por la minería, la pesca y los hidrocarburos en su versión extractivista y de esa manera tener posibilidades de distribución justa. Para otros —y yo me apunto en esta segunda visión— el modelo productivo no puede mantenerse antropocentrado y debería de girar su eje para incorporar de manera fehaciente los derechos de la naturaleza, lo que implica por supuesto atravesar un proceso importante de reconversión hacia el post-extractivismo. Este es un debate fundamental que aún no se ha dado dentro del Frente Amplio y seguimos centrándonos en los mínimos detalles de las ramas del árbol cuando deberíamos concentrarnos en plantear una propuesta para todo el bosque.

Por otro lado, lo que aún no se debate de manera adecuada y muchos y muchas consideran que, dentro del Frente Amplio, es “un hecho” es la implicancia del papel de la mujer y de los grupos LGTBI. El día del Congreso Metropolitano así como del Congreso Nacional Extraordinario, un grupo intitulado Voz Proletaria repartió un folleto con un artículo “La ideología de género” —sí, otra vez los opuestos se juntan, parece el título de un artículo de Cipriani— en el que afirman que la diferencia entre “un hombre y una mujer están repartidos en el paquete genético de las personas” y otras aseveraciones que distan mucho de ser científicas y que estaban encaminadas a rechazar la unión civil.

Que Verónika Mendoza o Marco Arana o Marisa Glave estén a favor de la unión civil y lo digan públicamente no implica que la mayoría de participantes del Frente Amplio ni siquiera del Congreso Extraordinario, estén de acuerdo. Personalmente considero que ese no es un tema debatible porque los derechos no se consensúan ni se votan, se respetan. Pero esa posición ni siquiera se ha comentado en voz alta.

Hay mucho pan por rebanar. Mientras tanto, tenemos que para un grupo la prioridad siempre es electoral y hoy están preparándose para las elecciones regionales y municipales. Entiendo que es importante, pero no es prioritario. Personalmente creo que, en este momento, debemos de dejar espacio a los debates programáticos y de estrategia larga y cerrar los falsos dilemas tipo “unidad vs inscripción”.


* OJO en una entrevista de hoy día en Peru21 Carlos Tapia sostiene que UNETE es parte del Frente Amplio: es falso. No es parte del FA. 


Una versión mucho más corta de esta kolumna ha salido publicada hoy martes en el diario La República. 


Escrito por

Rocío Silva Santisteban

Rocío Silva-Santisteban Manrique (Lima, 1963) Escritora, profesora, activista en derechos humanos y políticamente zurda.


Publicado en

Kolumna Okupa

Artículos, kolumnas, reseñas de libros, poesía y reflexiones varias de Rocío Silva Santisteban.