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salvador del solar con rondera nelida ayay, protagonista de la hija de la laguna. 

Salvador del Solar: ministro

Nuevo jale a la cartera de Cultura debe posicionarse frente a temas clave como pueblos indígenas, patrimonio cultural, corrupción dentro de la biblioteca nacional, entre otros igual de difíciles

Publicado: 2016-12-06

El enroque ha sido perfecto: Jorge Nieto estaba en el Ministerio de Cultura esperando su pase a un portafolio más complicado políticamente, sin menospreciar las implicancias de un ministerio originado en una idea elitista de la cultura que debió anidar al viceministerio de interculturalidad. En otras ocasiones (Okupa 11.04.2010; Okupa 22.10.2011) he cuestionado esta estructura y, sin embargo, me da esperanza la designación de Salvador del Solar como ministro. 

Han salido lenguas maledicentes a menospreciarlo por su papel como actor de telenovelas, como si no fuera un trabajo digno. Esas mismas lenguas desconocen que Salvador del Solar, además de haber llevado a la pantalla grande con máxima eficiencia un caso terrible de nuestro conflicto armado como es la esclavitud sexual de las mujeres indígenas en manos de militares (Magallanes), es abogado graduado con honores y ha cursado un postgrado en la Universidad de Syracuse sobre relaciones internacionales. Como sostiene mi colega Raphael Hoetmer, “dirigir una película adelanta todas las capacidades que necesita un ministro de Cultura: I) expresar una visión y comprensión de una situación compleja; II) buscar financiamiento y colaboradores para su realización; III) conducir un equipo humano amplio y muy complejo; IV) comunicar y organizar respaldo social para la película”. Totalmente de acuerdo.

Considero que Salvador del Solar, como persona honesta y bien intencionada, va a escuchar. Ese es el rol fundamental de un ministro en una cartera pobre, heterogénea, con graves y múltiples problemas y una planilla a reventar. Pero, por otro lado, como él tiene la entera libertad de regresar a sus fueros y no tiene por qué empeñar su futuro por un puesto público, debe arriesgarse a tener una posición fuerte que priorice los problemas de fondo: el racismo y el machismo como sustratos culturales de nuestros lazos de dominación (hay planes nacionales que deben articularse sectorialmente para eliminarlos); el soporte a la consulta previa, libre e informada y la institucionalidad indígena; la corrupción al interior de la Biblioteca Nacional y otros sectores; el fomento a la lectura en un país con cifras vergonzantes en lecto-escritura (en articulación con sector educación) y, sobre todo, la necesidad urgente de que el Mincult no repose solo sobre el tema de patrimonio cultural en una etapa de cuestionamientos al Museo de Pachacámac. ¡Harta chamba!

No es fácil promover la cultura y las relaciones interculturales en un país de 150 conflictos socioambientales al mes; con 64 lenguas y pocos profesores bilingües; con necesidades culturales extremas. Disiento con Jorge Nieto cuando sostuvo, en la CADE, que toda cultura es industria, ni siquiera en el sentido más amplio del término. No es así: hay elementos culturales absolutamente fuera del mercado, como la poesía, y creo que los poetas, además de la difusión de nuestras obras, solo queremos mantenernos libres y gratuitos. No toda la cultura es mercantil y en nuestro país tenemos tensiones y torsiones culturales entre la gratuidad y la monetarización de nuestras manifestaciones. Precisamente, ministro del Solar, ese es el reto.

Publicado hoy en el diario La República. 


Escrito por

Rocío Silva Santisteban

Rocío Silva-Santisteban Manrique (Lima, 1963) Escritora, profesora, activista en derechos humanos y políticamente zurda.


Publicado en

Kolumna Okupa

Artículos, kolumnas, reseñas de libros, poesía y reflexiones varias de Rocío Silva Santisteban.