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Esa mística de relatar cosas sucias

Homenaje a Carmen Ollé con la presentación de libro de ensayos en torno a su obra hoy, a las 7 p.m. en El Virrey de Miraflores

Publicado: 2017-01-10

Con una voz potente, hiperracional y sincera hasta el dolor, Carmen Ollé se ha convertido en uno de los hitos de la poesía latinoamericana. En 1981 Noches de Adrenalina aparecía bajo el sello de Fernando Vidal, Hipocampo Editores, remeciendo nuestra escena literaria: antes de ella, ni Blanca Varela ni María Emilia Cornejo habían diseccionado el alma de las mujeres desde una reflexión implacable sobre los cuerpos, la maternidad, el deterioro, los órganos internos, la migración, el erotismo y el desgarramiento psíquico. Imbuida por la contracultura de los años 70 y por el activismo estudiantil, Ollé dejó en claro que las mujeres participábamos de la creación literaria con agenda propia: “Tener 30 años no cambia nada salvo aproximarse al ataque/cardiaco o al vaciado uterino. Dolencias al margen/ nuestros intestinos fluyen y cambian del ser a la nada...”. El libro nos descubrió, como dice la autora, que “la belleza es un corsé de acero”. 

Años después, con la publicación de ¿Por qué hacen tanto ruido?, Carmen Ollé planteó una entrada a una narrativa inclasificable que se asentó con “Una muchacha bajo su paraguas”. Como propone el crítico Paul de Man, la autobiografía como una desfiguración se recomponía en este libro: no era solo un recuento testimonial sino una aguda reflexión sobre el terror, la pobreza, el quehacer literario, el deterioro del matrimonio de dos escritores y la obsesión por la escritura. Posteriormente, desde sus características prosas breves, novelas en clave, los primeros personajes lésbicos o sus piezas de teatro Noh, la propuesta literaria de Carmen Ollé crecía portentosa como su creatividad, atravesando permanentemente cualquier límite entre géneros literarios.

Pero como casi la mayoría de escritoras, Carmen Ollé ha recibido un reconocimiento a cuentagotas, casi mezquino, de parte de la crítica peruana. Felizmente, en los últimos años esta tendencia se ha revertido: el 2015 la Casa de la Literatura Peruana le otorgó su premio bianual y se hizo algo de justicia con una autora que no ha cesado en ser ferozmente sincera en sus propuestas estéticas. Una década antes, en el 2002, Patricia Alba, Victoria Guerrero, Mariela Dreyfus y yo presentamos en el II Encuentro de Estudios Trasatlánticos de la Universidad de Brown (EEUU) una mesa en homenaje a Ollé: fue el inicio del libro Esta mística de relatar cosas sucias que incluye 23 ensayos sobre la obra de la autora limeña, además de una bibliografía completa, una entrevista larga y tres poemas inéditos; libro editado por Bethsabé Huamán, Mariela Dreyfus y yo misma y publicado por el Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar.

Con reflexiones de Blanca Varela, el mismo Antonio Cornejo Polar, Jean Franco, Diamela Eltit, entre otros, este volumen de ensayos debería cumplir un doble propósito: colocar la obra literaria de Ollé en su justo lugar, sin esquematismo ni categorizaciones, y reubicarla en perspectiva del corpus literario de autoría femenina que se ha producido en nuestro país desde los años 80 en adelante. Hoy, a las 7 p.m. se presentará el libro en El Virrey de Miraflores con la presencia de nuestra admirada Carmen Ollé.

Esta kolumna se ha publicado hoy en La República. 


Escrito por

Rocío Silva Santisteban

Rocío Silva-Santisteban Manrique (Lima, 1963) Escritora, profesora, activista en derechos humanos y políticamente zurda.


Publicado en

Kolumna Okupa

Artículos, kolumnas, reseñas de libros, poesía y reflexiones varias de Rocío Silva Santisteban.