#ElPerúQueQueremos

Cavando nuestra propia tumba

Urge desterrar las ideas autoritarias de la izquierda

Publicado: 2018-04-03

¿Cómo es posible que un huanuqueño pida amnistía para Abimael Guzmán?, ¿desde qué rincón oculto, oscuro y obtuso del alma del congresista Rogelio Tucto emerge semejante solicitud?, ¿por qué enrevesado razonamiento un congresista que fue votado por huanuqueños que conocen del dolor causado por el terror sale a la palestra a visibilizarse con tremendo despropósito?

Sendero Luminoso —no olvidemos a Florindo Flores Hala, camarada Artemio— destrozó cuerpos, los echó al río Huallaga —la fosa clandestina más grande del mundo— aterrorizó a la población, y transó con los narcos, destruyendo la armonía de toda esa hermosa zona de la ceja de selva. Hoy Huánuco es una de las regiones más violentas, con altas cifras de violencia sexual a menores de edad y con un poder judicial tolerante a la corrupción. Abimael Guzmán es en buena cuenta responsable del terror de ayer y del caos de hoy. ¿Y un huanuqueño pide que lo liberen?

¿Qué sucede con los congresistas de izquierda que se lanzan con diversos despropósitos?

Porque no se trata solo de Rogelio Tucto. El año pasado fue Jorge Castro de Tacna lanzando mísiles contra los mismos miembros de su bancada; o Humberto Morales diciendo que “mi madre me ha dicho que las mujeres son chismosas y mentirosas”; o Manuel Dammert monitoreando las últimas y controvertidas elecciones de Nicaragua en la que obviamente dieron por ganador a Daniel Ortega; o Alberto Quintanilla defendiendo al indefendible Nicolás Maduro y la contra-cumbre en su apoyo o Justiniano Apaza exigiendo que se restrinja la entrada al país de venezolanos porque nos quitan el empleo*.

No dudo que muchos sectores populares piensen como ellos; pero realmente fomentar la xenofobia; perdonar a los dictadores de izquierda porque “están de nuestro lado”; desplegar sentencias prejuiciosas y machistas sobre las mujeres o pretender que la reconciliación se base en el borrón y cuenta nueva —a lo ppkausa— es una verdadera afrenta contra los principios de una izquierda democrática, radical, contrahegemónica, que lucha contra la desigualdad, la discriminación y por la justicia.

Lo que sucede es que hay una capa de la vieja izquierda autoritaria que aún sobrevive y que pretende imponer oxidadas maneras de entender el mundo. Esa izquierda que aún ve a los senderistas como hermanos descarriados y que añoran un estalinismo de Estado para que las jerarquías, incluso entre hombres y mujeres, se mantengan. Precisamente, quienes hoy en día piensan de esa manera, siguen sosteniendo que el camino al desarrollo es la industrialización basada en el crecimiento extractivista y siguen pensando que el agua, las lagunas, los humedales y todo sistema hídrico, incluso el oro, el gas y el petróleo, son apenas “recursos” destinados a la mejor vida del hombre. Y siguen creyendo en el hombre como paradigma del ser humano.

¡Debemos luchar contra esta vieja izquierda y lapidar esas herrumbrosas ideas!

Si no lo hacemos desde todas nuestras trincheras estaremos cavando nuestra propia tumba. Porque apenas un congresista o un dirigente sale con una de esas pachotadas o con una frase estúpida para la platea, los medios de la derecha, los fascistas de todas las especies (¡hay tantos!) y sus secuaces, los trolles de todos los autoritarismos, la amplifican para hacerla tronar en todas las cabezas. ¡Quienes creemos en una nueva izquierda debemos radicalizar la democracia ampliando nuestras miradas! No dejemos pasar ni a los autoritarios, ni a los corruptos, ni a los déspotas, ni a los que quieren imponer el olvido.


* DISCLOSURE  Una compañera del FA me ha acusado de "torpedear" y sumarme al coro de críticas contra el frente. Precisamente si lo hago es porque soy activista del Frente Amplio desde el año 2015 y, a pesar de todo, aún sigo siendo activista de la base de mi distrito. Por lo tanto, mi cuestionamiento no viene desde afuera sino desde el malestar interno que muchos compañeros y compañeras expresan  sotto voce pero que es muy difícil hacerlo en los canales internos porque siempre estamos preocupados por lo urgente pero no por lo importante. No me he pasado a MNP ni lo haré; no estoy de acuerdo con su alianza con Juntos por el Perú. Por otro lado, estoy haciendo una crítica contra las posiciones conservadoras de la vieja izquierda; no contra el oportunismo ni contra la tolerancia a la corrupción de compañeras que nos han defraudado tremendamente como Susana Villarán. Sé que ella es incapaz de coger un sol para ella; pero lamentablemente ha permitido que un sistema corrupto atraviese las líneas rojas que toda persona de izquierda debe plantearse al asumir un cargo público. Por cierto, soy de izquierda desde que tengo 15 años y defenderé mi posición ideológica siempre con honestidad, pero sabiendo perfectamente, que los autoritarismo desde Stalin hasta Maduro han perjudicado tremendamente al penamiento socialista, progresista y humanista que predicaron también Antonio Gramsci y Simone Weil, quienes murieron por sus ideas.

Una versión abreviada de esta columna fue publicada hoy en La República.


Escrito por

Rocío Silva Santisteban

Rocío Silva-Santisteban Manrique (Lima, 1963) Escritora, profesora, activista en derechos humanos y políticamente zurda.


Publicado en

Kolumna Okupa

Artículos, kolumnas, reseñas de libros, poesía y reflexiones varias de Rocío Silva Santisteban.