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Susana Villarán y la izquierda

Una hipótesis sobre la falta de bases y la corrupción en la izquierda limeña

Publicado: 2019-04-30

La situación delicada de denuncia sobre la recepción de tres millones de dólares para la campaña contra la revocatoria del 2011 de Susana Villarán y su equipo es una noticia que, personalmente, me duele. Primero, porque conozco a Susana Villarán desde hace bastante tiempo; precisamente desde que ella era secretaria ejecutiva de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y siempre le he tenido mucho respeto, por su historia de vida entregada a las diversas causas de los más pobres —desde que vivía en Caja de Agua en los 70— y por su apuesta por la política activa, en momentos de desprestigio de la misma. Como bien lo ha dicho una persona que está al otro lado del espectro político que yo, Carlos Chipoco, ese dinero no ha sido para su enriquecimiento personal.

Sin embargo, ha sido un dinero mal habido.

Siendo ella alcaldesa de Lima en actividad esa solicitud a cambio de favores a Odebrecht —que al parecer no se verbalizaron pero eran implícitos— está enlodando a toda la izquierda peruana, porque ella fue votada como una candidata de la izquierda al Palacio Municipal (obviamente no por una masa de izquierda pero sí en ese rol).

Mi colega y admirado profesor Nelson Manrique ha descrito el error cometido por Susana Villarán cuando abjuró desde Madrid del pacto que se había inscrito en el JNE, de los líderes de su partido junto con Patria Roja. Como dice Manrique desde ese momento todo fue un desastre; por ejemplo, la candidatura en el 2011 de Manuel Rodríguez Cuadros a la presidencia que no levantó ni el 0.1% y fue retirada.

¿Qué pasó?, ¿por qué Susana Villarán —la defensora de los ddhh— terminó en el 2016 en una plancha con Daniel Urresti? Sobre el tema de corrupción estamos esperando que los fiscales realicen su trabajo para entender qué sucedió con datos específicos y hechos concretos. Pero sobre el tema político tengo algunas ideas.

Esta es una hipótesis: en un momento determinado, por lo que me comentaron en ese entonces varios amigos y amigas que trabajaban en la Municipalidad, Susana Villarán se rodeó de un grupo de personas que prácticamente la secuestraron en su despacho. No hablaba con nadie más allá de ese grupo de allegados que, ahora lo sabemos, estaba formado por José Miguel Castro y Gabriel Prado, entre otros. Se aconsejó de personas que se desesperaron por el poder, por la revocatoria y actuaron en desacuerdo con todos esos principios en los que Villarán se había formado desde joven.

Lamentablemente se traicionó.

La revocatoria a todas luces fue uno de los actos más prejuiciosos, estigmatizantes e injustos; usado para evitar que la nueva gestión indagara en las malas artes de años de oscuridad y opacidad de la gestión de Castañeda. Ahora todo eso se ha olvidado, pero hubo muchos jóvenes que no recibieron ni un sol, y que apoyaron la campaña por el NO con desinterés auténtico. Eran estudiantes, obreros, trabajadores de a pie, que se indignaron ante una campaña feroz de la derecha bruta y achorada que descalificaba a Villarán como “Lady Vaga” y demás infundios obra de sus mentes perversas. Uno de los diarios que hizo lo propio hasta las náuseas fue “Correo” dirigido por Aldo Mariátegui. El ataque fue sinigual y al parecer esto obligó a Susana Villarán a parapetarse en esa trinchera de acólitos con una ética pragmática de tolerancia a la corrupción. Hizo mal y las consecuencias de esos actos le van a pasar una tremenda factura.

Creo que el error, siguiendo la lógica de Nelson Manrique, se remonta a esa carta enviada desde Madrid y a pensar que un trabajo de la izquierda en el gobierno municipal no requería de las raídas bases de Fuerza Social ni los otros grupos. Villarán logró que el movimiento MST y ASFADEL la apoyaran pero se desconectó por completo de la militancia de a pie. El divorcio con las bases ha implicado la posibilidad de un acercamiento a “trabajar desde las alturas” y por eso, no lo olvidemos nunca, en el balconazo del triunfo frente a la revocatoria quienes estuvieron presentes, fueron Raúl Castro y Lourdes Flores ¡del PPC! Es cierto que apoyaron, pero es cierto que ganaron: porque todos los regidores de izquierda menos Hernán Nuñez fueron revocados y permaneció el PPC. Villarán pensó encarnar el pacto paniagüista del que hablaban en ese entonces Alberto Vergara y Steve Levitsky pero no supo re-engancharse con aquellos sectores que habían votado por ella desde los cerros, los conos, los mercados.

El abismo político es implacable y se acerca a Susana Villarán con las confesiones sinceras de Barata y otros. Pero comenzó con un peldaño y otro y otro. Y es una verdadera pena que no haya sabido detenerse a tiempo.


Una versión muy reducida ha sido publicada en La República hoy.


Escrito por

Rocío Silva Santisteban

Rocío Silva-Santisteban Manrique (Lima, 1963) Escritora, profesora, activista en derechos humanos y políticamente zurda.


Publicado en

Kolumna Okupa

Artículos, kolumnas, reseñas de libros, poesía y reflexiones varias de Rocío Silva Santisteban.